La hiperplasia prostática benigna o adenoma de próstata es una de las enfermedades benignas más comunes en el hombre, que alcanza hasta un 40% en hombres a partir de los cincuenta y del 90% en hombres a partir de los noventa. Puede derivar en una obstrucción benigna de la próstata y/o en síntomas en el tracto urinario inferior. Estos síntomas pueden ser bastante molestos hasta en el 30% de los hombres mayores de 65 años. Las causas de esta enfermedad son multifactoriales.
Diagnóstico
Se deben evaluar los síntomas, porque contribuyen a determinar el tratamiento y a controlar la respuesta:
- Disminución de la fuerza y el calibre miccional.
- Dificultad para comenzar la micción.
- Goteo al terminar la micción.
- Sensación vaciamiento incompleto de la vejiga.
- En ocasiones retención de orina (incapacidad para orinar)
- Aumento de la frecuencia miccional
- Aumento de la frecuencia miccional nocturna
- Sensación urgente de orinar
- En ocasiones incontinencia de orina
Se requieren otras pruebas:
- El tacto rectal con el que se puede estimar el tamaño de la próstata e identificar otras patologías prostáticas.
- El antígeno específico prostático (PSA): además de utilizarse para diagnosticar el cáncer de próstata, el PSA (como parámetro sugestivo del volumen de la próstata), sirve para evaluar el riesgo de retención urinaria aguda y la necesidad de cirugía prostática.
- Niveles de creatinina: el adenoma de próstata puede causar dilatación del tracto urinario superior e insuficiencia renal
- Análisis de orina
- Flujometría urinaria: prueba que puede detectar una micción anormal.
- Ecografía: sirve para identificar tumores renales, evaluar la vejiga, medir el residuo postmiccional y el volumen de la próstata.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es mejorar los síntomas en el tracto urinario inferior y la calidad de vida del paciente, así como prevenir complicaciones asociadas a la hiperplasia prostática benigna.
Existen tres niveles de tratamiento:
- Actitud expectante: recomendable en pacientes con síntomas leves o con síntomas de moderados a graves que no influyen o influyen poco en su calidad de vida.
- Tratamiento farmacológico: recomendable en pacientes con síntomas de moderados a graves que influyen en su calidad de vida.
- Tratamiento quirúrgico: a medida que aumenta la edad o la intensidad de los síntomas clínicos iniciales, se produce la aparición de infecciones urinarias asociadas o litiasis en la vejiga, aumenta la necesidad de recurrir a la cirugía para reducir la obstrucción benigna de la próstata y reducir los síntomas del tracto urinario inferior. Existen diferentes tipos de cirugía de la hiperplasia benigna de próstata destacando:
- Resección transuretral de próstata: elimina el tejido prostático hiperplásico de la zona de transición endoscópicamente, utilizando resectoscopios especiales y asas de resección, que permiten la ablación del tejido prostático en pequeñas capas. Requiere más tiempo de sondaje postoperatorio y hospitalización, así como puede requerir transfusiones de sangre en el postoperatorio.
- Láser de próstata (Láser verde HPS o Green Light HPS 180 watios y Láser de Tulio): es una técnica que consigue la ablación del tejido prostático no sólo por resección, sino también por vaporización simultánea. Tienen una eficacia equivalente a la de la resección transuretral de próstata con tiempos de sondado y de hospitalización más cortos. Reducen el sangrado disminuyendo la necesidad de transfusiones de sangre.